La noche prometía risas y brindis en la casa Futuro hasta que un pequeño acto de rebeldía cambió todo. Tres participantes del equipo Ares decidieron que la exclusividad de la celebración era inaceptable y se propusieron infiltrarse entre los Espartanos. Mario Ortega, Evelyn Ortiz y Dash González iniciaron lo que parecía una broma de madrugada, pero el salseo estaba a punto de estallar.

Al principio hubo risas nerviosas. Planearon su asalto disfrazados con ropa prestada por Luis Jiménez y Alan Didier, cómplices involuntarios que creían apoyar una travesura inofensiva. Nadie imaginó que esa pequeña transgresión llamaría la atención de Atenea, la inteligencia artificial que rige las reglas. Bajo la luz tenue, el trío cruzó la puerta del Futuro con paso firme y sonrisa cómplice.

Dentro, se mezclaron entre los invitados y probaron cada bocado de la fiesta prohibida. Los cubiertos tintineaban, las copas chocaban y el aroma de la comida llenaba el aire. El plan era simple: entrar, disfrutar y escapar antes de que alguien notara la ausencia de formalidad. Sin embargo, cada gesto quedó registrado en las cámaras omnipresentes.

Atenea observó cada movimiento desde su sala de control. Esa misma mañana llamó a todos en la plaza central y puso el ambiente tenso con su voz metálica. “Las reglas están para cumplirse”, advirtió. El silencio cayó como un telón y los ojos se dirigieron a los infiltrados. “Habrá sanciones individuales y colectivas”, anunció la IA, desatando un murmullo de incredulidad.

Mario, Evelyn y Dash fueron los primeros en sentir el peso de la sentencia: pierden inmunidad y no podrán participar en el próximo juego clave. Alan y Luis, aunque indirectos, también quedaron fuera. Y para rematar, Atenea canceló todas las fiestas hasta nuevo aviso. De la algarabía pasamos al drama, y el ambiente de camaradería se tornó en tensión abierta.

La sanción desató una pelea furiosa entre Samira y Evelyn en el Pasado. La argentina-española reprochó a su compañera “arriesgar al equipo por un antojo nocturno”. Evelyn respondió con furia: “Si tan mal lo ves, nomíname en el próximo Concejo”. El choque de personalidades dejó claro que la armonía se tambalea.

Ahora, la casa entera vive al filo de una suspensión de fiestas. Los equipos están divididos entre quienes aplauden la mano dura de Atenea y quienes creen que se exageró la respuesta. ¿Fue un exceso de autoridad o un aviso necesario para mantener el orden? Lo cierto es que nadie volverá a mirar una celebración de la misma manera.

El Análisis de ChileUno