Desde el primer instante en que Evelyn Ortiz puso un pie sobre la tabla, se respiraba tensión. Nadie imaginó que un giro tan sencillo podría convertirse en el epicentro de un furioso descargo al caer derrotada frente a Disley Ramos. En cuestión de segundos, la sonrisa se le apagó y las lágrimas brotaron como un grifo abierto. Valentina Concha, testigo involuntaria de la escena, se llevó la mano al rostro al escuchar el reproche: “No era lo que quería, no me quería despedir así. La única competencia que han hecho en el agua es la nuestra…”. Un vacío se instaló en la arena, una sensación de injusticia que pocos explicaron y que muchos sentían. Nadie habló de la estrategia exacta, pero todos vieron el descontrol. Mientras Evelyn se lamentaba, Disley celebraba en silencio su victoria, confesando a sus compañeras del Futuro que sentía culpa por haber arrebatado a una fuerza tan poderosa de la competencia. “Quizás se veía fácil, pero sacar la tabla era difícil porque somos chiquititas. Y justo le ponen esa prueba a una persona que le tiene miedo al agua”. Fue esa frase, dicha casi al pasar, la que encendió aún más la polémica. En medio de la confusión, Vanessa Santos decidió soltar su propia bomba: aclaró los celos de Valentina tras verlos entrenar jiu-jitsu con Alan Didier y desmintió cualquier chisme de conversaciones secretas con Luis Jiménez. “Es una tontería, nunca hubo nada”, aseguró la brasileña sin titubeos. Aquello creó otro agujero de curiosidad: ¿qué más quedará oculto en el Pasado? El escenario quedó listo para que los fans explotaran en redes, especulando sobre alianzas, traiciones y la justicia que parece no existir en Mundos Opuestos. Un episodio que empezó con una prueba simbólica terminó dejando un reguero de emociones abiertas, con lágrimas, culpas y explicaciones a medias. Y mientras los participantes se recomponen, los espectadores solo piensan en una cosa: ¿qué pasará en la revancha que promete ser todavía más explosiva?

El Análisis de ChileUno