Un testimonio inesperado podría dar un giro radical a la investigación sobre la fuga de Alberto Carlos Mejía Hernández, el joven de 18 años imputado como el sicario que asesinó al comerciante conocido como el «Rey de Meiggs». El taxista que lo transportó hasta la frontera en Arica ha roto el silencio, revelando detalles cruciales sobre cómo el hombre más buscado del país logró escapar tras su polémica liberación por error.

El conductor, identificado como Mauricio, confirmó a los medios una de las principales sospechas de las autoridades. Mejía Hernández ocultaba constantemente su distintivo tatuaje de ‘Zeus’ en la mano. «Andaba con una chaleca en la mano, el compadre como que se estaba escondiendo algo», detalló el taxista. Esta acción, que coincide a la perfección con las imágenes de seguridad, demuestra la clara intención del prófugo de no ser reconocido.

El viaje, según el relato del conductor, se dio de manera completamente fortuita. Mauricio ofrecía un servicio de transporte a la frontera cuando Mejía Hernández se acercó y se sumó al grupo de pasajeros. «Yo estaba ofreciendo el servicio del taxi hasta la frontera, y él llegó y se sumó y dijo ‘yo también voy para la frontera’, así como bien quitado de bulla», explicó el taxista, quien en ese momento ya llevaba a otros ocupantes.

Durante el trayecto, las conversaciones a bordo fueron tan insólitas como reveladoras. El imputado, lejos de mantener un perfil bajo, hablaba sobre «la experiencia que él había tenido en Estados Unidos, de que había estado detenido» junto a otro de los pasajeros extranjeros que lo acompañaba.

El conductor ha sido enfático en señalar que desconocía por completo la identidad y los cargos que pesaban sobre su pasajero. «Yo desconociendo que esta persona era el sicario, le ofrecí el servicio de taxi», afirmó, lamentando haberse visto envuelto en un caso de tan alto perfil. Las cámaras de seguridad del sector han corroborado cada parte de su relato, validando la secuencia de los hechos.

Este testimonio cobra una importancia vital, especialmente tras el impacto nacional que provocó la errónea liberación de Mejía a menos de 24 horas de su formalización. Los detalles proporcionados por el conductor son ahora material invaluable para la investigación, permitiendo trazar con mayor precisión la ruta de escape del presunto asesino y confirmando su deliberado esfuerzo por evadir a la justicia.